Sin ni siquiera desearlo, sin esperarlo, a veces vuelve el niño en forma de inocente ilusión, y todo por un partido de fútbol, o por dos, o por cuatro, y el no va más viene en forma de prórroga y de penaltis, en tarde de calor de verano, juega la selección. Y sé que no es más que un juego, que todo se olvida, que todo pasa, pero la razón nada puede al sentimiento, imparable, imbatible, siempre claudica ante el gol.
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Hace 1 mes
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