Hay cielos azules sin nada más, huérfanos de nubes. A medida que se aleja la vista el azul se difumina, se vuelve distinto y claro; y yo me escondo en las sombras, al igual que la tortuga, que nada a ratos, que explora su mundo, tan pequeño, tan carcelario, que me hace pensar sobre el tan cacareado amor a los animales, domesticados, privados de su libertad.
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Hace 1 mes
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