Andar y
contar es mi oficio, dice el periodista. Y he aquí que también vuela, en
aviones de entonces, no dejando traslucir en demasía el miedo ante el
aterrizaje de emergencia, la tormenta, las montañas o los valles que se
evitan. No olvidemos lo rudimentario de la aviación en aquellos años. Aventurero
y cronista que camina, habla y escribe lo que le cuentan aparte de sus propias
reflexiones.
Pasajes para
el recuerdo, como el encuentro con prófugos y desertores españoles en Beziers,
campesinos, gente de la tierra que huyó de la suya. Precisa y profusa la
descripción del Berlín de 1928, esa otra Europa, que olvida la gran guerra, y
quiere trabajar y gozar.
Impagables
los capítulos sobre la gran Rusia, Moscú y más, con viajes en tren o en coche,
más allá de la capital, donde también llega el bolchevismo, aunque más
lentamente. El gran nacionalismo ruso que va tomando cuerpo.
Y luego Checoslovaquia,
también Venecia. Libro de viajes, pero de mucho más. Es una delicia seguir a
Chaves en su periplo.
La vuelta a
Europa en avión. Manuel Chaves Nogales. 1929
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