Hay libros que me
da miedo empezar a leer, las expectativas son muchas. El poso del volumen anterior
es indeleble. Saborear o recrearse en los prolegómenos está bien, luego la
realidad llega. Me gusta, es bonito, el prólogo escrito por el hijo. Los relatos
son más suaves al principio, con infancias y adolescencias como protagonistas. Luego
viene la edad adulta, la pareja, la separación, los hijos, el alcohol,…intento
encontrar el relato que me haga vibrar y no lo encuentro. Sólo marco el
titulado Hijas. Acabo con la sensación de que quizás lo mejor ya estaba en el
primer libro. Agridulce final. (También es cierto que siempre hay estados de
ánimo que te predisponen a la lectura, y somos seres cambiantes, a veces demasiado).
Una noche en el
paraíso. Lucía Berlín. 2018
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