Con el miércoles llegaron las nubes y el aire
que viene del suroeste. La playa se vacía por la mañana. Volvemos al muelle y
encontramos refugio contra el aire sentándonos encima del mar. Las banderas
agitadas. Y parece que llueve en el canal de la Mancha, a lo lejos, sobre los
molinos de viento. Paseamos calles con tiendas variadas, una de ellas, de antigüedades,
un rastro en pequeño que muestra lo que antes los humanos coleccionaban o simplemente
tenían en sus casas. O la ropa que llevaban, objetos de uso cotidiano y más. Hay
más tiendas y se come dentro y fuera. Nosotros comemos en casa y después vuelta
al paseo. Pareciera que nunca veríamos las olas pero ahí están, y traen el
ruido, o el rumor. Hasta algún valiente se atreve a meterse. El paseo en
Brighton es inmenso, hay bancos, muchos, donde algunos dormirán hoy. Vuelve el
sol, a intervalos. Bancos dedicados, muchos de ellos, a gente que amaba el amor
o que eran amados. Paseantes y ciclistas, también runners. Hay casitas
minúsculas, cobertizos, pintadas de colores donde la gente guarda pertenencias
y parece invitar a los amigos a tomar algo, al aire. Después cenaremos en un
pub, el Black Lion, donde se prepara concierto, son los Dirty Weekend,
versionan bien. Nos enteraremos más tarde que el nombre se debe a la fama que
tenía Brighton de ofrecer más liberalidad en las costumbres. Parece que el rey
Jorge IV gustaba de venir a ver a sus amantes aquí. A partir de ahí el “fin de
semana sucio” fue el sinónimo para perderse por una ciudad que no ponía coto a cierto
tipo de diversión. Otro paseo después, no vemos las estrellas.
Macarrones con salsa de pistacho
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Cocer la pasta durante 10 minutos y mientras tanto preparar la salsa de la
siguiente manera: Pochar un calabacín mediano cortado en trozos con piel.
Pelar ...
Hace 5 meses
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