Hubo un tiempo en que compraba un libro tras un funeral. Una costumbre
como cualquier otra, quizás para recordarme la finitud del tiempo, y para descubrir
cuánto queda por leer, inalcanzable objetivo. Se mueren los mayores, a veces
no. Fue el día de todos los santos de 2004. Lo acabé enseguida, el último día
de Enero del año siguiente. El Saramago narrador atrapa.
La caverna. José Saramago. 2000
No hay comentarios:
Publicar un comentario