Amanecer
de domingo, desayunamos mientras algunos todavía siguen la boda de ayer. Hay animación
en el bar y paz en la dársena. Alquilamos bicis para recorrer 8 km que luego
serán de vuelta. Bonitos paisajes, alcanzamos esclusa y viaducto sobre un
Sequillo con agua. Espectacular el entorno y bastantes usuarios en bicicleta y
andando. Camino de Nava del Rey. Terrazas llenas, animación y trajes de
Domingo. Comemos el menú del día en el bar Manza mientras suena la televisión. Hacemos
tiempo, paseamos lo que escasos turistas harían, el pueblo se va quedando en
calma. Las calles finalizan, volvemos, nos sentamos, nadie excepto los pájaros.
Que sople el viento, no lo hace, ambiente desolado. Puntual llega Jose Manuel
con quién había hablado por la mañana. Cinco de la tarde. Estaremos con él dos horas
y media en una de esas visitas memorables. La oficina de turismo se enclava en
antiguo convento, luego colegio, luego casas de maestros, ahora dependencias municipales,
como la biblioteca donde antes estaba la capilla de las monjas. Ahí estaban las
obras de Luis Salvador Carmona, natural del pueblo, que ahora están en convento
nuevo, y cerrado. Las monjas se fueron a Granada. Se busca acuerdo para poder
incorporar las obras, muchas, allí guardadas, al patrimonio municipal. Jose
Manuel es un libro abierto. Disfruta con su trabajo de enseñar y divulgar. El objetivo
es la iglesia de los Santos Juanes. Todo un espectáculo. Mil historias nos
cuenta. Desde el origen del vino rancio que elevó la prosperidad del pueblo en
su día a cambio de convertirse en distribuidor de hierro para Castilla hasta de
donde viene el vino de solera. De ahí saltaremos a arquitectura, escultura,
música,…todo cabe. Esta noche hay concierto, cantará la hija de la Caballé,
empiezan los preparativos. Apasionante la historia del campanero y familia que
ocupaban cocina y cuatro alturas más en la torre. Hoy todo se automatizó. Nunca
estuve tan cerca de un retablo, mirando para arriba, para ver las caras de
padre, hijo y espíritu santo, cómo cuando el sacerdote celebraba la misa de
espaldas. Nos cuenta detalles del retablo de Gregorio Fernández y escuela. También
vemos el magnífico San Antón, obra maestra que nunca salió del pueblo. Hay trascoro
con retablos de cofradías, para celebrar misas, muchas de ellas a la vez,
cuando el pueblo era más grande y había 47 sacerdotes. Hoy hay uno, al que
saludamos. De dos mil habitantes mil son cofrades. La semana santa debe ser un
espectáculo. Nos queda para el final una sala donde nos enseña a distinguir una
escultura de Carmona de otra de su sobrino. Calidad innata o no. Admiramos un
San Miguel de Alejandro Carnicero y como broche final vemos el grupo
escultórico de Llanto sobre Cristo muerto, fechado hacia 1510, obra anónima que
se viene en atribuir al Maestro de San Pablo de la Moraleja. Ocho figuras
principales y varios donantes alrededor. Nos quedamos sin palabras. Nos recomienda Jose Manuel alguna visita
más y le hacemos caso. Subimos a la ermita de la Virgen de los Pegotes
(antorchas de brea). Hay ermitaño y vistas a las navas. De ahí, carretera, tráfico
y vuelta a la otra vida no sin antes descubrir el porqué de las botellas de
agua en los pueblos. Para que los perros no se acerquen. En fin siempre se
aprende algo o mucho. El día de hoy dio para eso y más.
Macarrones con salsa de pistacho
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Cocer la pasta durante 10 minutos y mientras tanto preparar la salsa de la
siguiente manera: Pochar un calabacín mediano cortado en trozos con piel.
Pelar ...
Hace 6 meses
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