Una España dividida y pacificada por la fuerza, orgullosa de su
diferencia, donde la vida seguía. Ese es el escenario de este ensayo, no
novela, que analiza que hacía la gente con su vida amorosa, si es que la
palabra amor podía aplicarse tras la guerra civil. La España que condena el
derroche, que restringe y raciona, aplica lo mismo a hombres y a mujeres en los
términos de sus relaciones. Todo controlado, todo bajo esa sonrisa que acompaña
al “silencio entusiasta” de todo un país. Para la mujer, sometimiento al
hombre. No hay relación como tal, hay matrimonio o no habrá nada. Se dribla al
beso, se separa sexo y amor. Se llega sin saber, sin conocer, sin red. Se desprecia
al cine americano, que llena las pantallas, por frívolo, divertido e
intrascendente. Ya la misa dominical se encargará de que las aguas no se
desmanden. Para conocer un poco más a nuestros padres y abuelos.
Usos amorosos de la postguerra española. Carmen Martin Gaite. 1987
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