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guadalajara
A un paso de Madrid, Guadalajara asoma en la lejanía y tras cuesta se
accede a la colina que ocupa, que luego se desparramará otra vez hacia el
llano. Es Viernes Santo y todavía las calles no se encuentran muy concurridas. Público
en San Ginés, acabó el acto. Pasos preparados para el desfile. En la
concatedral de Santa María está finalizando la misa. Los pasos también
expectantes. Mucha sudadera de cofrade con el logo de la cofradía y medallones
que atestiguan la pertenencia. La concatedral es pequeña, recogida. Hacemos tiempo
y nos acercamos al convento de San Francisco. En lo alto de otra colina, casa
de templarios en sus orígenes, los franciscanos lo ocuparon desde el primer
tercio del XIV. Bajo el patronazgo de los Mendoza desde remotos tiempos alberga
debajo del altar una cripta como la del Escorial destinada a servir de morada a
la famosa dinastía. Las tropas napoleónicas dejaron su huella, luego fue fuerte
y hoy se trabaja en su rehabilitación, ya propiedad municipal. La cripta guarda
semejanza en estructura y materiales con el panteón de la sierra madrileña. Ya no
es morada de nadie. Los Mendoza fueron trasladados a Pastrana. El cardenal a
Toledo. La iglesia, imponente de tamaño, es blanca y casi pelada de decoración.
Bancos y poco más. Llegan nazarenos, autoridades civiles y militares. Se posiciona
el público y puntualmente empieza el desfile. Sones de tambor, rabiosos a veces, suaves
otras. Fuego que quema cera y nazarenos con túnicas de diversos colores. Golpes
en el suelo que anuncian pasos, que se llevan a hombros. Fuerza y maña. Muchas mujeres,
muchos jóvenes, muchos niños, el futuro garantizado. Pies descalzos, y
encadenados algunos. Con cruz a cuestas. Penitencia. Imágenes, la mayoría del
siglo XX. Aunque algunas cofradías tengan siglos. Las autoridades tras el Santo
Entierro, con velas que iluminan el silencio. Roto por alguna corneta y por una
alarma que suena lejana. Gestos y oraciones, e invocaciones. No hay canciones
ni saetas. Cuando todo pasa los bares tampoco se llenan. Luego alcanzaremos a
la procesión en su vuelta. Ya van para dos horas y quizás estén otro par mas. La
gente, sin agobios, espera, algunos en silla, en barandas de parque o acodados
contra la pared. Sigue el paso tranquilo. Es de noche cerrada en ciudad de
provincias, castellano manchega.
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