Viernes, víspera de Navidad, día de gente
y cenas, y de conciertos. Como el de la Iglesia de San Ignacio de Loyola, en el
barrio de las letras, sede de la real congregación de naturales y originarios
de las tres provincias vascongadas, institución del XVIII. La Iglesia,
reformada, la presiden los tres patronos, la Virgen de Begoña, San Ignacio y
San Prudencio, sobre paredes blancas o de tono beige, mas bien fría. Difícil de
ver abierta salvo en festividades o domingos de guardar, quizás nunca misa
conoció tal gentío como el de esta tarde. Lleno hasta la bandera, en bancos,
sillas supletorias, y gente de pie por doquier. También de pie los cantantes
del Orfeón Vasco, de la Euskal Etxea de Madrid. Dicen que orfeón deriva de
Orfeo, dios griego que atemperaba caracteres con su lira. Sigue haciéndolo,
silencio, interrumpido por toses y susurros, y el inevitable móvil. Tarjetas de
navidad recién sacadas del cole. Las preside Rudolph, el reno, o el árbol o el
Noel. Hasta los niños acuden para compensar la media de edad. Empiezan con el
Agur Jaunak y el director de blanco pelo se lanza a cantar. La coral brilla
tras las palabras de bienvenida, sonreír es una obligación, dice. Desgranando
cancionero de Navidad vasco e internacional. Idiomas varios. Recuerdos de nanas
de siempre, y de nanas en noches de mas de veinte años atrás. Susurros para
dormir niños buenos en cunas de madera o en brazos seguros. La segunda
parte acoge a Carmen Bocanegra, soprano, que impresiona en el Ave María, la
piel que crece y siente. El bis del Aleluya cierra. Público en pie, aplausos a
rabiar. A la salida, Santa Ana llena de vida. El sábado la luz se va pronto y
el Navarra, campo de fútbol y sueños de Alcobendas acoge escasa gente para ver
a veteranos del Rayo y del Sporting. El argumento es tan sombrío como la tarde.
Dos asociaciones locales recogen alimentos que repartirán antes de Navidad.
Intentando poner luz en la sombra, parches de caridad donde la justicia no
existe. A la par el gobierno sostiene su ilusa y desvergonzada mentira de que la
crisis va mejor. La Navidad a veces no trae deseos buenos para todos. Que se
vayan y no vuelvan mas. Ya queda menos para Mayo, las municipales. Dice la
historia que en 1934 se fundó en el sur de Estados Unidos la STFU, unión de
agricultores que agrupaba por primera vez a negros y a los blancos mas pobres.
Precursora de futuros movimientos por los derechos civiles dicen que su himno
era el famoso “No nos moverán”, canción folk que se remonta a la época de la
esclavitud. Música para inspirar resistencia y testimoniar dignidad. Mas en Domingo, coro Vox Aurea en su veinte
aniversario acompañado por el grupo de cámara Opera Omnia, en el Cristo del
Olivar, con obras del XVII y XVIII. Presiden esculturas de renombre. Calma en
recinto a rebosar. Sonidos para reposar. Y acabo con música, testimonio esta
vez de amor. Los años 80, compuesta por Javier Krahe e inmortalizada en la voz diferente
de Alberto Perez, “Nos ocupamos del mar”. Dicen que dice:
"Todas las cosas tratamos
cada uno según es nuestro talante
yo lo que tiene importancia
ella todo lo importante
Es cansado, por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado
y mi voz en su costado".
cada uno según es nuestro talante
yo lo que tiene importancia
ella todo lo importante
Es cansado, por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado
y mi voz en su costado".
Imprescindible.
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