Tener una biblioteca amplia tiene una
ventaja. No todo está leído. Y a veces me propongo revisarla balda a balda y
descartar lecturas que nunca se producirán y que hacen hueco, y rescatar
lecturas de las que olvidé su existencia. Y me topo con Camus, y leo con avidez
su novela El extranjero. Sigo con mis sesiones de fisioterapia y los minutos
transcurren de otra forma con esas páginas en las manos. Antológico comienzo,
enigmático desarrollo, trama inesperada, desenlace previsible, y entre medias
el protagonista, absoluto, diferente, y que en primera persona narra,
escuetamente, su recorrido entre escenas y personajes que parecen sobrarle casi
por entero, y sobrepasarle. Desterrado del mundo quizás, pero habitante de él,
vive, sin más, y sus afirmaciones claman soledad, asumida, sus silencios
también. Magistral.
El extranjero. Albert Camus. 1942
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