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sin título
Mastercard patrocina la apertura gratuita de la
colección permanente del Thyssen los lunes, de 12 a 16 horas. Rápida visita y
cuatro obras para el recuerdo. La partida de naipes, de Balthus. La piedad de
José de Ribera. El Cristo resucitado de Bramantino, y por último la Virgen y el
niño con Santa Rosa de Murillo. Hay un último cuadro que me guardo para mí, aunque
es más video que cuadro, una especie de road movie. Es real, imperiosamente
real. Tiene algo de visitación o de huída hacia ningún sitio, y mucho de azar. Es
más vida que lienzo, la de verdad, la de la calle, la imposible de plasmar y
casi de contar. Una de esas pequeñas cosas que hacen que lloremos cuando nadie
nos ve (gracias Serrat). Contiene nombres
femeninos y sufrimiento, y rasgos de vida pérdida, apuntes de desorden, locura
le llaman otros, retazos de olvidos y de una persona que alumbra otra, aparentemente
sin sentido, y digo aparentemente porque
no seré yo quien juzgue las vidas, siempre ajenas, siempre instantáneas,
pinceladas de una historia inacabada, tan verídica como el milagro de la vida,
que se producirá, y una serán dos, y ante esa realidad sólo me queda desear
suerte y callar.
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