lunes, 25 de septiembre de 2023

Nápoles.3

Hemos subido ya con calor, de buena mañana, y viendo la vida diaria en pescaderías, fruterías y tiendas de barrio como esas droguerías de toda la vida. Los mayores con su café y las motos corriendo, otra constante, los talleres para arreglarlas.
Preparan la boda en la Basílica de Nuestra Señora del Buen Consejo, alfombra blanca y flores que desprenden aroma junto a las banquetas de los protagonistas, un bonito escenario. Estamos en Capodimonte, junto a las catacumbas de San Genaro. Bajamos al subsuelo, cementerio que visitamos con guía en inglés. Dos alturas, nichos vacíos e iglesias, ahí estuvieron los restos de San Agripino y los de San Genaro, los últimos robados, traídos de nuevo, vapuleados durante siglos de disputa, nos hablan de los milagros del santo, tres días al año se licua la sangre, malo si no pasa, dice Vittorio que como buen napolitano cree en el santo. Sorprendente el estado de conservación de algunos frescos que representan a los Santos mártires o a familias de clase acomodada que fueron enterradas aquí. Un total de 52 patrones tiene la ciudad, por si acaso. Enorme la pila bautismal para bautismo por inmersión. Y con esta entrada se puede acceder a San Gaudesio. Catacumbas aún más sorprendentes, en el barrio de la Sanità, barrio olvidado al que un puente aisló y al que se intenta rehabilitar, este es uno de los objetivos de la cooperativa La Paranza que explota las catacumbas, creada en 2006, es parte a su vez de otra asociación que está integrada en la Fundación de la comunidad de San Genaro. Ofrecer alternativas y esperanza a la juventud local es una de las metas, ya han creado empleo y ofrecen guardería, ayuda a mujeres, terapia, asistencia social en general que pretende mejorar el día a día de la gente.

En San Gaudesio nos hablarán, también en inglés, del drenaje de los cuerpos. Costumbre española según la guía que luego fue abolida por los franceses y que consistía en disecar los cuerpos practicando agujeros para que salieran los fluidos corporales. La verdad es que Google no muestra referencias sobre esta práctica aparte de lo explicado en esta visita. Técnica que se aplicaba durante el siglo XVII a nobles y clérigos que aquí eran enterrados y cuyos cráneos se incrustaban en la pared mientras que la pintura al fresco terminaba el trabajo de representar a tamaño natural al finado, llevando la ropa e instrumentos de su trabajo, sorprendente el resultado. Estos fueron pintados por Giovanni Balducci (1560-1631) que a cambio de este trabajo pudo ser enterrado aquí. Tiempo de contrastes, de muerte a vida, vemos un precioso Belén napolitano que alberga al comediante Totò, natural de este barrio y como no a Maradona, de niño, sosteniendo el balón naranja con su pie izquierdo. Encima la Basílica de Santa María de Sanità, también con boda hoy, con bonita cripta y escultura de San Vicente Ferrer, otro de los patronos napolitanos, así como con pinturas de Luca Giordano. Acabamos con sonoros aplausos a la guía y seguimos camino.

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