miércoles, 20 de septiembre de 2023

Nápoles.1

Tormentas nocturnas, lluvias torrenciales, inusuales, la marquesina del autobús nos protege de aquella manera, no de los coches que dejan una ola de agua a los costados. Esperando a un Uber, él es polaco y lleva 28 años en Madrid, yo diría que su castellano hablado tiene mucho margen de mejora. Enfadado por el tráfico y las aguas que han cortado vías y formado balsas, por la cantidad de coches, por el GPS que no le marca el camino esperado, viste corbata. Confirmo que el tráfico de Madrid es locura, estresa y más cuando el coche es tu medio de vida, atiendes a dos móviles y tienes que llevar las manos en el volante. Barajas también es locura, hormiguero de personas que buscamos luminosos, sentados sin descansar, de pie en movimiento perpetuo, somos los humanos propensos a escapar y volar es una forma de hacerlo, de contener el aliento y de atravesar las nubes, ciencia ficción. 

Iberia Express se llama la compañía, le sobra lo segundo, retardos, delays, llámelo así o de otra forma. Fuera parece que hay gente perdida, billete en mano, andan buscando algo. Dentro nos ponemos mascarilla, miedo. También en otro afuera hay gente que calza los aviones, hoy se mojan. Y en otro dentro, encerrados en esa cabina llena de luces y mandos, misterio insondable, los que mueven el túnel del tiempo, los que pilotan, nos vamos.

Nos vamos a buscar lo azul y el sol y esas nubes de algodón que parecen montañas sin suelo y hasta suenan pajarillos, que no es que suban tan alto, es que los móviles no descansan ni cerca de las estrellas.

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