sábado, 22 de agosto de 2015

pessoa



Alguien pregunta y el banquero habla. Mas bien diserta. Poco interrumpido. Diálogo que se transforma en monólogo. Exposición de cómo el anarquista llegó a banquero por convicción de lo primero, teórico y práctico. Para liberarse del dinero. Para subyugarlo. Interesante el proceso, curioso. Proceso con apuntes que nos recuerdan a la situación actual, a la de toda la vida. Un mundo por solucionar. La búsqueda por la igualdad y la libertad. Difícil convivencia, el objetivo, imposible, inalcanzable, ni así se sucedan los siglos.

El banquero anarquista. Fernando Pessoa. 1922

moscas



Novela de encuentros inesperados y sorprendentes. De revelaciones por fax y de decisiones tomadas. De juegos detectivescos, de pocos personajes en lugar semi cerrado. De semejanzas con el pasado. Entretenida, buen ritmo, para días de verano.

Cinco moscas azules. Carmen Posadas. 1996

cuentos



El volumen de la colección Austral en edición del 47 azulea en portada y contraportada y exhibe un sello de la librería Castillo, en San Bernardo, ya desaparecida. 600 pesetas fue su precio. Cuentos y relatos que invocan a la noche para ser relatados, por ahí desfilan jinetes sin cabeza, bucaneros, apariciones, oscuridad, paisajes tenebrosos, mar embravecido, mas oscuridad para enterrar y buscar tesoros. Huidas precipitadas y desapariciones. Cuentos para leer a cualquier edad y para encandilar a los mas jóvenes, quizás pegados al suelo, escuchando o acurrucándose para seguir las palabras que resuenan. Cuentos de siempre, de la costa Este, historias de holandeses, emigrantes en busca de fortuna y vida.

Cuentos del antiguo Nueva York. Washington Irving. 1809

lenguas


A veces la letra no se entiende y la música lo pone todo. Pone ensoñación y sentimiento en palabras que suenan sin encontrar eco en nuestro cerebro. A veces una frase se repite y se busca su significado. A veces ni eso. La melodía hace el resto. Evoca cualquier cosa, melancolía, tristeza, pasión, alegría, amor, quién sabe. Todo muy personal. Benito Lertxundi es un ejemplo. Utiliza el euskera para cantar. Lo vi una vez en Villarreal, un pueblo pegado al pantano, en un frontón. Un concierto de esos gratuitos, de sentarse en el suelo. Nere herriko neskatxa maite es el titulo. Querida joven de mi pueblo es la traducción. La música suena a amor, infinito y dulce. La letra se desborda y explota en poesía casi excesiva, ininteligible casi. Palabras dulces cantadas. También suena dulce pero melancólica la poesía de Pessoa en voz de Misía, a ritmo de fado se abre la Danza de Penas. Letra compleja también. Es portugués. Dicen algunos que la música es sonido, que la letra es otra cosa. Dirán los poetas que la letra lo es todo. Dirán otros que todo suma. Dirán los clásicos que se sienten las notas de Mozart sin letra. La letra la pone el que escucha, con su alma en calma o en ebullición. Sigo con Moustaki, también le vi y escuché en un lejano concierto en los Jardinillos de Albacete. Y su francés hacía estragos en mí, por incomprendido. Traducidas las letras de Mi soledad o de El extranjero se convierten esas canciones en trozos de vida escritos, mas grandiosas aún que cuando el francés rozaba los oídos. Y llego al catalán, al Lluis Llach, de Barcelona, Gener de 1976, uno de los vinilos mas gastados de mi colección. Las pocas unidades daban para eso. Escuchado por arriba y por abajo. Su música traía gritos de amnistía y libertad de un público enfervorecido que aclamaba el directo del cantautor. De reivindicaciones y de ansia de cambio. Todo acababa con ese Viatge a Itaca que incitaba precisamente a eso, a buscar lo diferente ahí afuera, “mas lejos, siempre id mas lejos”.

liga patriota



Me decepciona la novela de Roth. El mundo del beisbol novelado, tras un comienzo prometedor todo se vuelve estrambótico y disparatado en esa Liga Patriota llena de espías y de personajes estrafalarios. No acabo de verlo. Quizás habría que ser americano para entenderla o haberla leído en la época. Pura astracanada dice algún crítico. Lo confirmo. Me cuesta acabarla.

La gran novela americana. Philip Roth. 1973

robinson



Dice Robinson que el fútbol es un juego muy sencillo complicado por pedantes. El libro ha criado polvo. 1440 pesetas. No acabo de entender al comentarista ex futbolista. Sus retransmisiones parecen diferentes pero al final creo que no me aporta nada. Quizás humor. Es lo que aporta en este antiguo libro. Su vida de césped y su posterior en los micrófonos. Tiene razón en esa primera frase. Hay que quitar hierro y pretenciosidad a lo que es un juego al que llegamos de espectadores adultos precisamente porque era nuestro juego de infancia. Y detrás de cada partido visto no hay mas que un deseo oculto e imposible de poder jugarlo. Fuera la ciencia del fútbol, quizás sea esa la contribución de Michael a nuestro fútbol o al espectáculo en general. Un tipo simpático.

Michael Robinson. Las cosas de Robín. 1996